Lo que dijo el Ministro y el ABC de nuestro sistema educativo

(Publicado en Artículos el 27 de enero, 2004)

“La educación tiene como objetivo la formación plena e integral del nicaragüense; dotarlo de una conciencia crítica, científica y humanista (…)  y capacitarlo para asumir las tareas de interés común que demanda el progreso de la nación; por consiguiente, la educación es factor fundamental para la transformación y el desarrollo del individuo y la sociedad.” Arto. 116 Cn. nicaragüense.

No pretendamos construir innecesariamente la máquina para sentir el aire: el problema de nuestro sistema educativo no es nuevo. Tampoco no ha sido afirmado en otras ocasiones, pues a diario aparece una gota más que se suma a ese océano de incertidumbres llamado “sistema de educación nicaragüense”. PERO paraliza e inquieta de sobremanera cuando el que agrega más incertidumbre es el Ministro de Educación. A inicios de esta semana, dos noticias (fuera de las relacionadas con eso que denominamos como “política escatológica”) fueron el centro de atención. Ambas guardan una relación causa-efecto, efecto-causa entre sí y entre toda nuestra realidad nacional.

EstudianteLa primera noticia, impactante en todo país que persigue un progreso social y económico, se relaciona con la grave crisis reflejada en la enseñanza media, puesta en evidencia por el raquítico 2.6% de los 2,832 jóvenes que presentaron el examen de admisión de la UNI y que logró aprobarlo. Las causas pueden ser muchas a la vez, apuntando incluso a ciclos viciosos entre ellas. Podemos identificar las siguientes: problemas sociales (pobreza, desempleo, hambre), problemas institucionales (bajos salarios para los maestros, falta de condiciones apropiadas en los centros de estudios), problemas intrínsicos a nuestra generación (desmotivación, yoquepierdismo, desesperanza en el futuro). Cualesquiera sean las razones de este aparente laberinto sin salida, no debe ser tan influyente en el contexto general como lo es la segunda noticia.

La segunda noticia, más devastadora por el impacto que puede tener en la creación de nuevos problemas (en el ya nebuloso sistema educativo), se relaciona con los comentarios del Ministro de Educación, Silvio de Franco. En una entrevista en un canal local se le cuestionó sobre el porqué de la primera noticia, y todo anhelo de esperanza se hizo añicos con sus palabras: “…es que los exámenes que hacen las universidades son hechos para que sean pocos los estudiantes que pasen”. ¡Qué barbaridad! Y agregó, desafiante: hay que revisar eso. Muchos no creímos su respuesta, en mi caso, asustado, alarmado, preocupado, me pellizqué para verificar si no estaba en medio de una pesadilla tercermundista. Pero la pesadilla era realidad, y la realidad era el pan de ese día. Una actitud irresponsable de su parte, equivalente a decir “los exámenes son muy difíciles para la calidad de educación que nuestro sistema puede dar”, fue expuesta en una respuesta que, lejos de identificar las causas verdaderas del problema (antes mencionadas), atacó inquisidoramente el resultado de nuestras deficiencias educativas, es decir, se “lavó las manos”. Incluso, habló sobre la posibilidad de realizar exámenes a los profesores universitarios, insinuando que ni ellos se salvan de la “ignorancia colectiva”. Después la clase política se hace la “inocente” cuando en las conferencias (las mismas que se dan en hoteles lujosos o restaurantes cinco estrellas) se les pregunta porqué el país no progresa, y no saben que subterfugios retóricos inventar.

La trascendencia de todo lo anterior es que todos nuestros problemas convergen en una raíz básica, pues la educación, como apuntaba Kant, es el desarrollo del hombre en toda la perfección de que su naturaleza es capaz. La corrupción de nuestros seudo políticos, por dar un ejemplo, es producto de una generación que contó con una instrucción de primera (colegios privados, universidades extranjeras, cómodos medios de vida) pero que no contó con una educación ética verdadera. ¿Qué problemas podremos identificar en esta nueva generación? No se puede sino pensar en la consecuencia directa de todo este enredo: la manera deficiente en que se está preparando el relevo generacional, ¿o será que los seudos políticos se creen inmortales y no logran observar que la nueva generación no está preparada para continuar con las riendas de nuestro pequeño (pero soñado en grande) país? ¿Qué será de nuestros hijos y nietos de un país conducido por adultos que en su juventud no contaron con una sólida educación? Los mismos adultos que hoy son jóvenes. Sin la educación el individuo no es más que carne y hueso andante.

MaestrosPor ello se debemos tomar medidas drásticas y urgentes, que más que sacrificios son sabias inversiones. Reduzcamos el salario a todos los políticos; sacrifiquemos el progreso de maquillaje y optemos por un verdadero progreso social; asignemos mayores recursos a los profesores y centros de estudios; hagamos que las disposiciones constitucionales sobre la educación se hagan realidad; unamos nuestros esfuerzos, como individuos y como sociedad en búsqueda de un mejor horizonte que aunque suene utópico, aún es posible. Porque si no lo hacemos pronto, pronto otro político puede lavarse las manos.

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© Ulises Juárez Polanco v4 | JP, MD, y UJP | 2,541,600 visitas desde 21/09/2011
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