¿Con cuál queremos morir?

(Publicado en Artículos el 7 de julio, 2005)

(De la crisis y las propuestas ofrecidas)
 

En un cuento oriental, el personaje principal es capturado y hecho prisionero por las fuerzas enemigas. Allí, el jefe de las tropas de ocupación llega con El Torturador, un genio de la tortura cuya única herramienta de trabajo era una navaja, con la cual tenía literalmente mil formas distintas de matar a sus víctimas. Menciono este cuento porque las propuestas ofrecidas para “salir de la crisis” son como esa navaja. La misma navaja que, a pesar de mil alternativas distintas, al final siempre lleva a lo mismo.

No estoy rozando gratuitamente el pesimismo, sino que únicamente esta absurda seudocompetencia y subidas de tonos que hay entre Daniel Ortega, Enrique Bolaños y la cúpula arnoldista, dan asco. No me extraña que la semana pasada en San Salvador, José Saramago (Nóbel de Literatura) haya dicho que la democracia es una fachada detrás de la cual sólo hay unas cuantas vigas carcomidas por la polilla, llenas de polvo y sobre todo, llenas de excrementos.

Hasta el momento se han planteando las siguientes alternativas:

a) Plebiscito y Referendo: Quizá las figuras jurídicas de que más hablan muchos sectores cada día. El Plebiscito es la consulta directa que se hace al pueblo sobre decisiones que dentro de sus facultades dicte el Poder Ejecutivo y cuya trascendencia incida en los intereses fundamentales de la nación; mientras que el Referendo es el acto de someter directamente ante el pueblo leyes o reformas, de carácter ordinario o constitucional, para su ratificación. Ambas figuras van apareciendo en Nicaragua en las Reformas e incorporaciones a la Ley Electoral (1989). Actualmente se encuentran en la Ley Electoral vigente, ley que tiene rango constitucional.

El referendo se propuso originalmente para la ratificación o no-ratificación del DR-Cafta, acorde a lo establecido en los preceptos legales que hacen de éste una alternativa a la ratificación parlamentaria. Para el tema del DR-Cafta representa un acto bastante temerario, pues se tendría que informar a la población sobre este TLC en tan poco tiempo que no cabría la lógica para valorar, sino factores de miedo, qué-han-dicho-otros y sentimentalismos. Apliquemos lógica: ¿conoce el pueblo nicaragüense este Tratado? ¿Hay tiempo suficiente para educar a tanta gente sobre tan complejo y engorroso documento? (Y educar en el sentido de que exista un pleno conocimiento del TLC como para poder decidir correctamente sobre si ratificar o no). Recordemos el caso europeo reciente: en los países que se dijo SÍ, el documento de la Constitución Europea presentado a los votantes tenía unas 80 páginas, mientras que en los que se dijo que NO, el documento tenía las 345 páginas completas. A mayor información, más pautas para evaluar.

Ahora, tanto el plebiscito como el referendo se han planteado como soluciones a esta crisis, hablándose de consultar al pueblo sobre si Bolaños termina o no su período presidencial, acción también temeraria, pues no es únicamente Bolaños el factor de crisis, sino también los mismos que “asumirían” el gobierno en caso de que Bolaños pierda en la consulta popular. Cualquier coincidencia con aquella película “Durmiendo con el enemigo” ya no sería sólo pura y notable coincidencia.  

b) Constituyente: El Poder Constituyente es aquel que tiene la facultad para establecer la Constitución Política del Estado, y se encuentra radicado en el pueblo o Nación. Para ello, la teoría constitucional distingue dos caminos, la Asamblea Constituyente o también el propio Referendo o Plebiscito. Aquí en Nicaragua aplicamos únicamente la Constituyente, en donde los ciudadanos a través de elecciones libres, competitivas y limpias eligen a los miembros que conforman la Asamblea, la cual elaborará la nueva Constitución Política del Estado. Este procedimiento fue utilizado para la Constitución norteamericana, las constituciones francesas de 1791, 1848 y 1875, la Constitución peruana de 1979, la de Brasil en 1988 y la nuestra, en 1987, entre otras. El proceso de Reforma Total está contemplado actualmente en el Título X de la Cn. vigente.

La Constituyente ha sido planteada por dos de los actores en conflicto. Uno juega a decir “nos vamos todos”, el otro responde diciendo “no mienta más”. Estos dime-que-te-diré sobran. Concentrémonos en lo realmente trascendente: ¿de qué sirve la Constituyente si los hombres y mujeres que redactarán la nueva Constitución son los mismos afines a aquellos que están en conflicto, precisamente en busca de más poder? Seamos realistas, en los términos planteados por ambas partes no hay el espacio para oxigenar los movimientos alternativos (tercera vía), que siguen incipientes desde hace más de una década. Las intenciones nobles de proponer a “honorables” para la redacción de la nueva Constitución quedan en el piso, por la simple y llana verdad de que tanto el FSLN como el PLC no permitirán que, después de tanto sudor, se les roben el mandado. ¿O sí?

c) Adelantar elecciones: Propuesta polémica, no contemplada en nuestra Constitución. Según las palabras de Ortega, al renunciar Bolaños y Rizo a sus cargos de presidente y vicepresidente de la República, asumiría interinamente el presidente de la Asamblea Nacional, quien convocaría a elecciones generales (de lo cual no existe siquiera garantía alguna). Adelantar elecciones, constitucionalmente, no es posible, salvo un acuerdo político que estaría sobre lo legal.

Pero bien, no entremos en tecnicismos que aquí estamos en el país patas-arriba galeanesco. La cuestión es igual de simple: adelantar las elecciones no resuelve el conflicto, lo maquilla. Un FSLN fortalecido  sería foco de más contradicciones en una contienda electoral anticipada, máxime cuando los expulsados Herty Lewites y Eduardo Montealegre tendrían menos tiempo para robustecer sus candidaturas; amén de que el CSE sigue tan politizado como ver a Daniel en El Repliegue. En resumen, no sería sorpresa si el FSLN ganara estas elecciones anticipadas, ¿pero eso resolvería la crisis? A pesar de mi optimismo, no lo creo. Sería una mecha para más antagonismos latentes.

Corriente políticaPienso que lo sensato es amortiguar los choques que hay actualmente, y buscar una consolidación de ese 40% que no tiene partido político, según datos hechos públicos por Carlos Fernando Chamorro (Semanario Confidencial / programa Esta Semana) y retomados hoy en primera plana de El Nuevo Diario, y así  presentarse a las elecciones de noviembre de 2006. Admiro por eso la masiva Marcha del 16 de junio, que demostró el repudio al pacto liberosandinista, pero albergo en mi mente serias y argumentadas dudas sobre la posibilidad de que mágicamente, con dicha marcha, se haya consolidado una tercera vía. A fin de cuentas, siendo honestos, el enemigo de mi enemigo no siempre tiene porque ser mi amigo. Sí coincido que la marcha es una semilla, semilla que necesita tiempo para germinar, un tiempo que el pacto liberosandinista no está dispuesto a darle y por el cual se debe luchar cívicamente.

La otra opción es aceptar cualquiera de las tres propuestas que han planteado los actores en conflicto, y que al final de cuentas, en mi humilde opinión, serían como en el cuento que mencionábamos al inicio, en donde se nos aparece El Torturador y nos dice: “tengo esta navaja, ¿con cuál de las mil formas distintas en que puedo matarte con esta navaja querés que lo haga?”

Textos relacionados:

  • 40% "sin partido". El Nuevo Diario. Lunes 27 de junio de 2005. Clic aquí.
  • Encuesta M&R revela: La nueva fuerza: los "sin partido". Semanario Confidencial. Clic aquí.

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© Ulises Juárez Polanco v4 | JP, MD, y UJP | 2,527,029 visitas desde 21/09/2011
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