Desigualdad y Guerra: Las Plagas Gemelas

(Publicado en Voces el 10 de febrero, 2006)

Terminar la desigualdad extrema en la riqueza y bienestar dentro de los Estados Unidos terminaría la guerra en Iraq.

Terminar la guerra en Iraq y otros lugares similares facilitaría mucho la reducción de la desigualdad.

El Reverendo Dr. Joseph Lowery honró a Coretta Scott King en su funeral, hablando enfrente de cuatro presidentes, cuando retó la injusticia, diciendo: “Sabemos que no había armas de destrucción masiva ahí [ovación de pie]… pero Coretta supo y nosotros sabemos que hay armas para confundir, aquí mismo. Millones sin un seguro médico. Pobreza abundante. Para la guerra miles de millones, pero no más para los pobres”.

Este no fue sólo un reto para los poderosos. Esto debería ser rescatado como un reto para que los activistas por la paz empiecen a luchar contra pobreza, y que los pobres se conviertan en activistas por la paz.

De no haber tenido una población de norteamericanos tan menos acomodada que otras, o de haber tenido simplemente un servicio militar justo, honesto y universal, no estaríamos peleando una guerra en Iraq. La desigualdad creciente en Norteamérica es un peligro creciente para el mundo.

Esta guerra ya ha costado miles de dólares a cada familia norteamericana. Si termina costando tanto como Joseph Stiglitz y otros predicen, costará a cada familia más de un año completo de sueldos, en base al salario mínimo federal.

Pero no costará tanto a los más ricos entre nosotros, y costará al resto de nosotros mucho más. Sólo hay que mirar las propuestas actuales del presupuesto. Incrementa en el Pentágono, que ya está tragando la mitad de todo el gasto discrecional. Recorta en todos los demás lugares, incluyendo educación.

El lunes, el Congresista Dennis Kucinich dijo: “Este presupuesto no es sólo bancarrota fiscal, es bancarrota moral. Este presupuesto elige guerra antes que salud, recortes de impuestos antes que educación, intereses especiales antes que necesidades de la nación y ricos antes que pobres. Este presupuesto recorta fondos domésticos vitales por gastos de la guerra en Iraq y los recortes de impuestos a los norteamericanos más ricos, colocando la carga directamente en las espaldas de los norteamericanos pobres y trabajadores. El presupuesto presentado por el Presidente incrementará los gastos de defensa en casi un 7%, a 439 mil millones de dólares, mientras que los fondos vitales para Medicare, Medicaid, educación, seguro médico de los veteranos de guerra, seguro médico infantil, bienestar social, transporte, programas de la NASA y del Departamento de Agricultura, son rebajados drásticamente. Todo esto, mientras se solicitan 70 mil millones ó 120 mil millones de dólares anuales, adicionales, para financiar la engañosa y mal aconsejada guerra y ocupación de Iraq.”

Se ha vuelto más y más difícil para muchas familias enviar a sus hijos a la universidad, pero las estaciones de reclutamiento militar están recibiendo más y más dinero. Estamos recortando la ayuda federal para estudiantes en 12 mil millones de dólares, mientras duplicamos los bonos de reclutamiento y aumentamos la edad para enrolarse a 40.

Mientras sucede eso, los gastos de guerra son, todavía, deshonestamente, omitidos del presupuesto y considerados como “suplementarios”

No sólo los más ricos entre nosotros, ese 1% de nosotros que sí financian las campañas electorales federales, tienden a pagar impuestos más bajos. No sólo dependen menos del gobierno para la educación, salud, recreación y vivienda. Pero son ellos los que se están volviendo podridamente MÁS ricos que lo eran antes de beneficiarse de esta guerra. (Nota: este no es el caso del 20% de norteamericanos que CREEN estar en el 1% más rico)

Mientras a un soldado raso del Ejército (de EE.UU.) se le paga $24,000, a un contratista militar privado $100,000, y a un General con más de 20 años de experiencia $168,000, el contratista militar promedio con rango de Gerente General se esta llevando $11.5 millones.

Los contratistas militares están liderando el camino en desigualdad e irresponsabilidad. La proporción salarial promedio entre un Gerente General y un trabajador es más de 400 a 1, y aquellos que más ganan han hecho sus billetes vendiendo equipo norteamericano militar defectuoso.

Los contratistas militares también están liderando el patrocinio para los miembros del Congreso y Senado. La industria del espionaje no lo está, lo que puede ser parte de la explicación del mayor nivel de quejas en el Congreso sobre espionaje, comparado al cercano silencio sobre una guerra ilegal fundamentada en mentiras.

Hay silencio total en el Congreso en el tema de la desigualdad, y es por eso que una persona humilde en este país (que tiene tres trabajos y busca como sobrevivir las crisis inmediatas) necesita preocuparse por los reportes falsos sobre Armas de Destrucción Masivas y por las mentiras dichas a las Naciones Unidas.

Los activistas por la paz necesitan preocuparse de la desigualdad porque el rechazo del Senado a oponerse a este guerra está amarrado íntimamente al hecho de que la mitad de los personas en el Senado son millonarios.

Nosotros, los activistas por la paz, necesitamos preocuparnos por el daño hecho a nuestra sociedad y a nuestra democracia, y por ende al mundo, causado por la desigualdad extrema descrita en este libro: www.inequality.org 

(Un libro que, sin embargo, no dice una palabra sobre oponerse a la guerra.)

Si vamos a pedirles a los pobres que se oponga a la guerra, lo mínimo que podemos hacer es encontrar el tiempo para oponernos a la pobreza.

El 20% de los norteamericanos poseen el 84% de la riqueza en este país. Nuestro país es por mucho más desigual que cualquier otra nación desarrollada. Y se ha vuelto mucho menos frecuente que alguien que nazca pobre en Estados Unidos, muera rico. Esto no es una democracia. Miren la extensión de las filas de los centros de votación en barrios pobres, donde la población no tiene ni siquiera tiempo para votar. Esto no es una democracia.

Y sin una democracia, tenemos guerra. Siempre.

También tenemos violencia doméstica. La violencia se incrementa con la desigualdad. Reducir la desigualdad reduce el crimen, y por mucho menos gastos que mantener prisioneros. Esto es ampliamente conocido y virtualmente indiscutible, pero no se ha hecho nada al respecto.

Y al mantener prisioneros, entrenamos guardias a torturar iraquíes.

Desigualdad y guerra son plagas gemelas, y necesitamos deshacernos de ambas, o continuaremos siendo afectados por ambas.

Hay organizaciones, como Demócratas Progresistas de Norteamérica y Unidos por la Paz y la Justicia, que trabajan tanto por la paz como por la igualdad. La marcha en marzo desde Mobile a Nueva Orleáns unirá a los activistas antiguerra con las victimas de Bush y Katrina.

Pero, en general, los activistas contra la pobreza y activistas contra la guerra viven en dos mundos separados. Eso necesita tener fin.

David Swanson puede ser contactado en: david@davidswanson.org

Texto original en inglés

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© Ulises Juárez Polanco v4 | JP, MD, y UJP | 2,524,831 visitas desde 21/09/2011
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